miércoles, 20 de mayo de 2009

EL CASTRO DE VIGO : EL ORIGEN DEL " VICUS HELLENI" O EL VIGO ROMANO (VII)

4.- CONCLUSIONES.

Dentro del castro de Vigo podemos documentar tres niveles de ocupación, claramente definidos, los cuales se pueden documentar desde finales del siglo III antes de Jesucristo hasta el siglo III-IV después de Jesucristo.

El primero de estos niveles, iría de finales del siglo III ,. hasta mediados del I antes de Jesucristo, viene documentado por un fondo de cabaña, y en él podemos constatar contactos comerciales con el Mediterráneo. La siguiente ocupación es la de mayor auge del yacimiento y va desde finales del siglo I antes de Jesucristo hasta finales del I después de Jesucristo. A este momento pertenecen la mayoría de las estructuras pétreas de buena factura, así como la mayoría de los materiales arqueológicos recogidos, entre los que se incluyen los importados. Ya por último, hay una fase que iría del siglo II después de Jesucristo. hasta el siglo III-IV después de Jesucristo, que viene dada por pequeñas construcciones que se superponen a las anteriores y presentan un mal estado de conservación. Se define perfectamente esta etapa en lo concerniente al siglo II , quedando los siglos III y IV después de Jesucristo, como de ocupación temporal y muy esporádica en la cual se reutilizan construcciones anteriores y se detectan materiales muy tardíos, entrando el yacimiento en una fase de total abandono.

El Castro de Vigo se originaría en la parte alta del Monte del Castro, desde donde paulatinamente se iría extendiendo por las laderas contiguas. Por desgracia no se conservan niveles de estas épocas, ya que fueron totalmente arrasados al construir la fortaleza borbónica, tal y como se documentó en los últimos sondeos realizados en este yacimiento.

Los resultados obtenidos en la ladera Noroeste y Sureste del yacimiento son los que nos definirán a grandes rasgos este poblado galaico-romana.

Durante estas excavaciones se obtuvo una gran cantidad de material de importación romano, lo cual lleva a considerar que el puerto de Vigo, en época romana, sería un puerto comercial realmente importante. Dicho puerto comenzaría su andadura en una época temprana; actuando, en un primer momento como punto de recalada hacia destinos más lejanos, en el cual los barcos se reabastecerían de agua y alimentos. Más tarde se iniciarían intercambios a mayor escala, fruto de los mismos son los materiales recuperados durante las excavaciones.

En el registro arqueológico se detecta con claridad un auge a mediados del siglo I después de Jesucristo, evidenciado por materiales cerámicos y por una mayor presencia de monedas. Este auge irá decayendo con el paso del tiempo y finalizará a mediados del siglo II después de Jesucristo, momento a partir del cual el castro de Vigo empieza a ser abandonado, de forma pacífica y paulatina.

Paralelamente, el núcleo de Vicus Helleni, absorbe a los habitantes, tanto del castro de Vigo, como de otros castros cercanos que todavía perduraban en el siglo II después de Jesucristo, también comienzan a cobrar importancia a partir del siglo III- IV después de Jesucristo, las villas romanas. En ellas no se dan episodios de crisis, prueba de ello es que por ejemplo, en la villa romana de Toralla, se han detectado materiales de importación, alguno de ellos procedente de Bizancio que demuestran que tenían un fuerte poder adquisitivo y un funcionamiento óptimo de las rutas comerciales marítimas frente a la inseguridad de las terrestres.

Uno de los datos más llamativos, es la enorme extensión que en su época llegó a tener el castro de Vigo, elevándose a casi 17 hectáreas, si tenemos en cuenta los resultados obtenidos en los sondeos realizados, repartidos por todo el monte y los hallazgos casuales y aislados, que señalan otros puntos de interés arqueológico, que en ocasiones, se sitúan ya en las zonas adyacentes del núcleo principal del castro.

Así pues asistimos a un proceso mediante el cual, en el valle del Fragoso, antes de la llegada de los romanos, hay un total de unos 27 castros. En el siglo I después de Jesucristo, la mayoría de los mismos se deshabitan, y sus gentes van a ocupar ocho de ellos (los que han llegado a nosotros con mayores dimensiones, posiblemente, por esta circunstancia), entre los que sobresaldrá el castro de Vigo. Como comentamos, la ocupación de este yacimiento alcanza los siglos II-III después de Jesucristo, para posteriormente ser abandonado. Sus habitantes irán a vivir a zonas más cercanas al valle y a la zona del puerto ( lo que hoy constituye el “casco antiguo” de la ciudad). El núcleo del Vicus Helleni, estaría constituido a partir de los siglos I-III después de Jesucristo, en torno al castro de Vigo y una amplia área que iría desde el incipiente embarcadero, que poco a poco se va hacer más grande, detectado en la zona del Arenal, con sus fábricas de salazón y salinas, hasta la parte alta del “casco vello”, como lo evidencias los hallazgos arqueológicos de las calles de Rosalía de Castro, Colón, Marqués de Valladares, Carral, Joaquín Yáñez,….hasta el entorno de la Colegiata.

Tenemos pues, que en los dos primeros siglos de nuestra era, el área del Vicus Helleni, va estar bien definida y también sus funciones. Así sabemos que la zona del Areal y cercanías, será en donde se concentre la actividad portuaria e industrial, relacionadas con las salinas y cuando están son abandonas ( hacia finales del siglo II ), este lugar, se va a convertir en la gran necrópolis del siglo III-IV, tan bien documentada por el hallazgos de numerosas tumbas de esa época y la extraordinaria colección de estelas funerarias romanas, que hoy día se pueden contemplar en el museo municipal “Quiñones de León” de Vigo.

El fin de esta zona como área de trabajo y su paso a lugar que se convertirá en el cementerio de esa época, va a potenciar la aparición de numerosas villas romanas en el litoral, a uno y al otra lado del “Vicus Helleni”, que serán autosuficientes en su economía, poseyendo salinas o fábricas de salazón propias. Este el caso de la villa romana de Toralla, O Cocho, O Fiunchal,..Ya estamos hablando de un período cronológico que abarcará los siglos III y IV, pudiendo llegar a hasta los dos siglos siguientes.

Volviendo al tema que exponíamos, podemos decir que a medida que van siendo abandonados los castros a partir del siglo II-III, los habitantes pasan a habitar el citado vicus, el cual a su vez atrae a gentes de otros puntos de la península como por ejemplo, la importante ciudad de Clunia, en la provincia de Burgos, que nos habla de la pujanza económica de este poblamiento, atrayendo con ello, la migración de gentes de la meseta y norte de Portugal a nuestra área geográfica.

La actividad industrial, relacionada con productos del mar, como es el funcionamiento de las grandes salinas y las fábricas de salazón, estará detrás de ese auge económico que se produce en la intensificación de las relaciones comerciales marítimas, que van a dejar como muestra de las mismas y del intercambio comercial existente, la gran cantidad de objetos de lujo importados de diferentes lugares de todo el Mediterráneo ( destacando los procedente de la lejana parte oriental del mismo), tanto cerámicos, metálicos o de vidrio.

Para finalizar y teniendo en cuenta la constante aparición de construcciones y materiales romanos en la zona que mencionamos, no dudamos que en un futuro próximo, la importancia que tuvo el “Vicus Hellín” en esta época romana, que hace pocos años sólo se dejaba intuir, se verá incrementada y se podrá juzgar con más datos sobre la mesa, pudiendo plantearse una serie de cuestiones ,que hoy en día sólo se puede manejar como hipótesis, relacionadas al papel fundamental que jugó este núcleo habitacional y económico, en los siglos de la mal llamada “crisis del imperio” o “época oscura del mismo”, que se traducirá en la continuidad de las relaciones comerciales hasta un bien entrado siglo VI, si tenemos en cuenta las primeras valoraciones de los datos arqueológicos encontrados hasta este momento, unido a la existencia de las villas romanas que van a rodear este agrupamiento humano y que van a continuar estando habitadas hasta ese período cronológico.

Nota.- En una de las imágenes, podemos ver un “fondo de cabaña” que nos documenta el nivel más antiguo de ocupación del castro, en la ladera noroeste del monte. Podemos datarlo hacia el siglo II antes de Jesucristo. Y en la otra imagen, tenemos una vivienda de planta cuadrangular que conservaba su hogar en el centro de la misma, que se fecha en el siglo I después de Jesucristo, momento de mayor auge de este poblado galaico-romano.

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